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martes, 5 de abril de 2016

Breve historia y evolución de los implantes dentales

Breve historia y evolución de los implantes dentales

Los primeros vestigios que hacen suponer la práctica de implantes dentales en seres humanos se puede encontrar en los tiempos de la antigua Fenicia.  En mayo de 1862, como parte de una misión francesa, el Dr. Gaillardot realizó excavaciones cerca de un sepulcro en la Necrópolis de Sidón, Fenicia, actual Líbano. En dicha tumba, encontró una prótesis dental que databa del 400 a.C. Contenía dos dientes tallados en marfil que reemplazaban a dos incisivos y estaban unidos mediante un alambre de oro de 30 centímetros a cuatro dientes naturales (dos incisivos y dos caninos) (Skinner, 2012). Posteriormente, en 1901, el Dr. Charles Torrey, de la Universidad de Yale, encontró una mandíbula haciendo excavaciones al sur de Saída, cerca de donde el Dr. Gaillardot encontró la prótesis fenicia. Esta pieza tenía un hilo de oro que encerraba seis dientes anteriores y los fijaba a la mandíbula (Lemus Cruz L. M., 2009).


Fig 1.1  Prótesis fenicia de Gaillardot (izquierda) y prótesis fenicia de Torrey (derecha) (Ilhadeatlantida.tripod, s.f.).

                Se cree que en América los implantes dentales más antiguos colocados in vivo, pertenecen a los mayas. En 1931, el arqueólogo Wilson Popenoe descubrió una mandíbula en la playa de los Muertos, Honduras. Esta mandíbula data del año 400 d.C y tiene tres fragmentos de concha Sagaamote incrustados en los alvéolos de los dientes incisivos. Los estudios radiológicos posteriores revelaron que dichos fragmentos estaban rodeados de hueso sano, tal como ocurre con el fenómeno de oseointegración[1] de los implantes de titanio actuales (Skinner, 2012) (Lemus Cruz L. M., 2009).


Fig 1.2 Mandíbula encontrada por Popenoe (Puerto Paranoia, 2010).
Abulcasis, andaluz islámico, nacido en Córdoba (936), describió lo que sería un proceso de reimplantación dentaria del siglo X. Recomendaba reponer los dientes caídos mediante hilos de oro. Posteriormente, las exigencias de los nobles y militares de alto rango originaron que los cirujanos barberos recurrieran a la práctica de trasplantes dentales. Para ello extraían los dientes de donantes soldados, sirvientes o plebeyos y los implantaban en sus clientes nobles. Una alta tasa de fracasos y el riesgo de trasmitir enfermedades, les hizo desistir de esta práctica rápidamente (Lemus Cruz L. M., 2009).
Durante el Renacimiento, Ambroise Paré (1517 – 1590), probablemente uno de los personajes más influyentes en la odontología. En sus Obras Completas de 1575, recomendaba, entre otras cosas, el uso de prótesis de dientes tallados en marfil, las cuales irían unidos a los restantes dientes gracias a alambres de oro. Posteriormente, Pierre Fauchard (1678-1761), un cirujano militar residente en París, se interesó por los reimplantes y trasplantes en los dientes, adelantándose en cuarenta años a John Hunter (1728-1793), el primer investigador en ortopedia que, entre otras cosas, demostró que el hueso crecía por dos procesos simultáneos de crecimiento (Ring, 1989).
En 1789, el cirujano dentista Nicolas Dubois de Chémant presentó sus prótesis dentales y restauraciones protésicas de porcelana, las cuales eran bien toleradas. Ese mismo año Luis XVI le autorizó una patente real. Luego de huir de Francia a Inglaterra en 1792, consiguió una autorización de 14 años para producir dentaduras de pasta mineral. En 1979, publicó su libro Disertación sobre dientes artificiales. Por su trabajo, es considerado como el precursor de la odontología protésica y principal figura hasta el siglo XIX, cuando Giuseppangelo Fonzi inventó los dientes individuales de porcelana (Ring, 1989).
Durante los siglos XIX y XX, se llevaron a cabo otros esfuerzos por mejorar los implantes dentales, es así que, en 1887, Harris logró implantar una raíz de platino bañada en plomo en un alvéolo creado artificialmente. En las primeras décadas del siglo XX, R. Payne presentó su propia técnica de implantación en el III Congreso Dental Internacional (1901) usando una cápsula de plata en un alvéolo. Ocho años después, Algrave demostró que la técnica de Harris no podía ser exitosa debido a que la plata es tóxica para el hueso. En 1910, Greenfield introdujo una cesta de iridio y oro de 24 quilates en un alvéolo dental. Greenfield es considerado como el científico que documentó las bases de la Implantología moderna en 1915, describiendo desde normas sanitarias hasta conceptos importantes como la necesidad de que el hueso y el implante se hayan integrado antes de proseguir con la siguiente etapa (Bartee, 1995) (Perel, 2006) (D A García, 2006).
                Posteriormente, en 1937, algunos investigadores concluyeron que algunos metales y aleaciones eran mejor toleradas que las utilizadas hasta el momento. La ausencia de toxicidad en el Tantalio, Titanio y el Vitalio (aleación de cobalto, cromo y molibdeno) las hacían las mejores opciones en cuanto implantes en el ser humano (MA Iglesias, 2003) (Bartee, 1995).
En el año 1946, Strock diseñó un implante en forma de tornillo de dos etapas que fue implantando sin poste o pilar transmucoso. Dos años más tarde, Formiggini desarrolló el primer implante de tornillo metálico en espiral y por ello es considerado como el “Padre de la implantología endoósea moderna” (Chaturvedi, 2012).
                En Suecia, en la década de los 60, el Dr. Brånemark y su grupo de trabajo descubrieron accidentalmente el proceso de Oseointegración mientras utilizaban una cámara de observación de Titanio. Observó que había una adherencia metal-hueso tan fuerte que la unión era firme e íntima, lo suficiente como para ser el soporte de diferentes tipos de prótesis, incluidas las de los dientes (Arenas, 2004) (M D Melo, 2006). Con base en estos nuevos resultados, se iniciaron estudios en perros desdentados con prótesis en forma de tornillo. Es así que en 1982, el Dr. Brånemark presenta el fenómeno de oseointegración y junto con él, su implante de Titanio con forma de tornillo. Este  implante no sería un prototipo más sino que estaría garantizado por estudios clínicos de seguimiento y casuísticas acumuladas durante una década. Con este hecho se dio paso a la denominada Era de la Implantología moderna (J Del Río, 2003) (Bartee, 1995) (Matosian, 2003). Sin embargo, los problemas técnicos, como los imprecisos métodos de fresado en el lugar del implante, no permitieron otorgarle una buena estabilidad inicial y evitar los espacios vacíos entre el implante y el hueso. A ello se añadía el problema de que se exponían dichos implantes a carga inmediata[2], por lo que se aflojaban e incluso se encapsulaban en tejido fibroso (Diago, 2006) (M Newman, 2004) (Moiseiwitsch, 2002). Finalmente en 1999, Brånemark y su equipo publicaron los resultados sobre el concepto de “función inmediata”. Los resultados preliminares arrojaban 98% de éxito en 50 pacientes y la restauración protésica se completaba en pocas horas (Olof, 1993) (L Malchiodi, 2006) (M Newman, 2004).

Referencias

Arenas, F. L. (2004). Regeneración Osea Guiada (Parte II): Aumento Vertical de Reborde Alveolar. Rev Maxillaris, 6(66):54-62.
Bartee, B. (1995). The use of high-density polytetrafluoroethylene membrane to treat osseous defects: Clinical reports. Implant Dent (4), 22-26.
Chaturvedi, T. (2012). Implantología Fácil. JP Medical Ltd.
D A García, M. M. (2006). Injerto pediculado de tejido conectivo palatino para aumento de reborde y/ o evitar exposición de barrera en regeneración ósea guiada. RCOE. 11(1):, 79-86.
Diago, M. P. (2006). Implantología Oral.
Ilhadeatlantida.tripod. (s.f.). Fenícios. Obtenido de http://ilhadeatlantida.tripod.com/civilizacoes/feniciospg.html
J Del Río, e. a. (2003). Planificación en implanto-prótesis. Revista internacional de Prótesis Estomatológica 5(4).
L Malchiodi, A. Q. (2006). Jaw reconstruction with grafted autologous bone: early insertion of osseointegrated implants and early prosthetic loading. J Oral Maxillofac Surg, 64:1190-1198.
Lemus Cruz L. M., Z. A. (Oct-Nov de 2009). Origen y evolucion de los implantes dentales. Revista Habanera de Ciencias médicas, 8(4).
M D Melo, H. S. (2006). Implant survival rates for oral and maxillofacial surgery residents: a retrospective clinical review with analysis of resident level of training survical. J Oral Maxillofac Surg, (64):1185-89.
M Newman, H. H. (2004). Periodontología clínica. México: McGraw-Hill.
MA Iglesias, J. M. (2003). Obtención de ajuste clínico pasivo en prótesis sobre implante. Rev. Internacional de prótesis estomatológicas 4 (2):, 290-297.
Matosian, G. S. (2003). Treatment planning for the future: Endodontics, post and core, and periodontal surgery- Or an implant.? J Calif Dent Assoc., (31):323-325.
Moiseiwitsch, J. (2002). Do dental implants toll the end of endodontics? Oral Surg, Oral Med, Oral Pathol, Oral Radiol Endod, (9):633-634.
Olof, P. G. (1993). ¿Es realmente importante la elección de los materiales aloplásticos para los implantes dentales? Rev Internac Prótesis Estomatol, 3(1):270-9.
Perel, M. L. (2006). Endodontics or implants: Is it that simple? Implant Dent. (15), 111.
Puerto Paranoia. (7 de Setiembre de 2010). Las técnicas milenarias más modernas. Obtenido de http://puertoparanoia.blogspot.com/2010/09/las-tecnicas-milenarias-mas-modernas.html
Ring, M. (1989). Historia Ilustrada de la Odontología. Barcelona: Doyma.
Skinner, H. R. (2012). ¿Y antes de Fauchar qué? La odontología en las cavernas, templos, los hospitales y las universidades. Revista Clínica Periodoncia, Implantología y Rehabilitación Oral, 5(1), 29-39.





[1] La oseointegración se puede definir como el anclaje de un implante al hueso capaz de satisfacer las exigencias clínicas de funcionamiento como pilar de prótesis, transmitiendo las fuerzas de masticación (oclusales) directamente sobre el tejido óseo, y manteniéndose fijo en el mismo, de forma asintomática, a lo largo del tiempo y en condiciones de carga funcional (Guercio E., 2009).
[2] La Carga Inmediata constituye un concepto anterior al de la oseointegración en la implantología. Gracias a él se puede exponer el implante dental al medio oral y someterlo a cargas funcionales en forma inmediata. Estudios histológicos han demostrado una mejor condición de la interfase hueso-implante sometida a carga funcional. Factores determinantes en el éxito de la carga inmediata parecen ser la estabilidad primaria, reducción de micromovimiento, micro-topografía y longitud de los implantes, torque de inserción, el tipo de prótesis y la oclusión. Aunque no todos los pacientes y no todos los lechos anatómicos están indicados para dientes con carga inmediata, actualmente se ha determinado que la prevención del micromovimiento es crítica para evitar la formación de tejido fibroso alrededor del implante, no debiendo ser mayor de 50 o 100 μm (Cindy Liendo, 2009).


by Javier Céspedes